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¡CRISTO HA RESUCITADO!

¡Feliz Pascua! ¡Cristo ha resucitado! Este es el mensaje que más se repite estos días en nuestros WhatsApps  y redes sociales. En nuestro caminar con la Iglesia junto a los misterios de Cristo, ahora recordamos la resurrección de nuestro Señor. Tras la preparación cuaresmal y el triduo pascual, entramos en el tiempo Pascual que celebraremos durante cincuenta días, como si fueran un gran domingo que culminaremos con la fiesta de Pentecostés.

Durante las tres primeras semanas seguiremos contemplando en la liturgia las apariciones del Resucitado. Y es que el misterio de la resurrección es el pilar fundamental de nuestra fe. ¿Cómo vivir estos días este gran misterio?

En primer lugar, viendo y juzgando con ojos y corazón nuevos. Hay algo que llama la atención en el episodio de la resurrección: no todos reconocieron a Cristo resucitado en un primer momento. Además de un acontecimiento histórico, la resurrección es, sobre todo, un acontecimiento de Fe. No se ve al Resucitado como el que ve un objeto físico o a un fantasma, hace falta una experiencia. La pista está en las palabras del ángel: «no tengáis miedo… ha resucitado» (Mt 28,5-6). Tenemos que aprender a ver a Dios escondido que «acontece» en cada situación. Celebrar la Pascua consiste en volver a creer que Dios irrumpe con fuerza en nuestra historia; es confiar en que, cuando la esperanza se pierde y el miedo nos paraliza, la Vida venció a la muerte. Las piedras del sepulcro vacío hablan: “¡Cristo ha resucitado!”.

En segundo lugar, siendo sus testigos como nos recordaba el envío misionero: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15). También leíamos en la vigilia Pascual al profeta Isaías: «Como la lluvia y la nieve descienden de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra, la fecundan, la hacen germinar, y dan simiente al sembrador y pan a quien ha de comer, así será la palabra que sale de mi boca» (Is 55, 10). La palabra de Dios se ahoga cuando su tesoro se apolilla en nuestro interior. Tenemos que tener la audacia y la generosidad de encontrar caminos creativos para llevar esa palabra de vida y esperanza a todas aquellas situaciones de soledad, dolor, exclusión, tristeza, incomprensión y división que hay a nuestro alrededor. Seamos discípulos, misioneros, anunciadores de la buena noticia que Dios ha traído al mundo.

Jesús confió en sus discípulos, confía en el ser humano, confía en ti y en mí… Nos ha dado la vida eterna, la Vida ha vencido a la muerte. ¡Cristo ha resucitado!

¡Feliz Pascua!

Equipo de Evangelización.