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Despedida 2º Bachillerato

¡QUE SEÁIS FELICES, ALUMNOS DE LA PROMOCIÓN 2017-2018!

Queridos amigos:

Hemos llegado al final de una etapa que parecía inalcanzable en los primeros cursos de vuestra andadura educativa en el Colegio.

Hoy es un día de recuerdos, de agradecimientos y de mirar al futuro.

De recuerdos, porque seguro que vienen a vuestra mente situaciones, detalles y vivencias que nunca podréis olvidar, mucho más cuanto más avance el tiempo y la vida os convierta en padres y madres en un futuro.

Entre estos recuerdos está, seguramente, el día en que, de la mano de vuestros padres, cruzabais por primera vez el umbral de una puerta que daba acceso a un mundo desconocido, rodeados de compañeros extraños. Sin embargo, el tiempo os ha ido transformando en amigos en el camino y os ha ofrecido experiencias imborrables.

En un lugar muy especial de los recuerdos, están vuestros padres y familiares. Con ellos habéis recorrido estos años tan importantes en la construcción de vuestra personalidad y vuestra vida. En ellos habéis encontrado el cariño y el apoyo necesarios en los momentos difíciles y en el avanzar del día a día.

Tampoco pueden faltar vuestros maestros, desde Infantil a Bachillerato, pasando por Primaria y Secundaria, os acompañan y expresan, con su presencia, el cariño que siempre permanecerá en su corazón.

Si Albert Camus consiguió convertirse en uno de los grandes autores del siglo XX y ganar el Premio Nobel de 1957 por su producción literaria, fue, en parte, gracias a los esfuerzos de su profesor de primaria. Louis Germain no solo le habló de la escuela secundaria, sino que también le ayudó a preparar el examen de ingreso e incluso convenció a su abuela -que quería que fuese aprendiz de algún comerciante local- para que le dejara seguir sus estudios.

Nacido en el seno de una humilde familia de colonos franceses, con una madre analfabeta y casi sordomuda, y un padre que prácticamente no llegó a conocer al morir en la Primera Guerra Mundial, Camus no olvidó los esfuerzos de su profesor. Por eso, tras dedicarle el discurso de agradecimiento al recibir el Nobel, además, le escribió una carta de su puño y letra para agradecerle en primera persona todas sus enseñanzas. La carta decía lo siguiente:

Querido señor Germain:

He esperado a que se apagase un poco el ruido que me ha rodeado todos estos días antes de hablarle de todo corazón. He recibido un honor demasiado grande, que no he buscado ni pedido. Pero cuando supe la noticia, pensé primero en mi madre y después en usted. Sin usted, la mano afectuosa que tendió al pobre niñito que era yo, sin su enseñanza y ejemplo, no hubiese sucedido nada de esto. No es que dé demasiada importancia a un honor de este tipo. Pero ofrece por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.

Le mando un abrazo de todo corazón.

Albert Camus

Queridos alumnos, el agradecimiento es una gran virtud, que distingue a las almas grandes. Sed siempre agradecidos con todo lo que habéis recibido sin haberlo merecido: la vida que Dios os dado a través de vuestros padres, los desvelos y sacrificios de vuestra familia por haceros felices,  las oportunidades de formaros y crecer como personas, los amigos que os acompañan en el camino…, los maestros que han guiado y formado vuestra personalidad…

No olvidéis nunca la mano tendida de vuestros profesores en cualquier momento en el que los necesitéis.

El Colegio Virgen de Gracia está celebrando esta año, 2018,  el 75 aniversario de su existencia, el paso del antiguo seminario a lo que conocemos como colegio. Es una historia llena de generosidad por parte del Arzobispado, que donó los terrenos y construyó, posteriormente, este edificio para la educación cristiana de las familias de Granada. Muchos de los dones que recibimos en la vida no sabremos nunca a quién se los debemos; pero, en último término, nuestro agradecimiento se eleva al Señor, que nos colma de regalos, por medio de los instrumentos que Él elige para nuestro bien.

Por último, es igualmente un día para mirar al futuro.

Con todo el cariño, antes de que emprendáis el vuelo, quiero transmitiros «la última lección». Si bien son palabras de Hugo Almanza Durand, peruano, famoso locutor de radio y compositor de boleros de éxito, las hago mías en este día de vuestra graduación y creo que cada uno de vuestros profesores podría deciros lo mismo.

Querido alumno:

Para ser feliz no importa lo que el mundo te ofrezca,
 sino lo que tú puedas ofrecer,
 porque todo lo que se da regresa,
 y ante los ojos del Señor
 sólo valen las buenas obras.
 
 Al final no te llevarás lo que has guardado,
 sólo se irá contigo lo que has hecho
 en favor de los demás;
 es decir, lo que has dado.
 
 Nunca te quejes, la vida no es fácil,
 camino sin piedra no es camino.
 No te compares con nadie,
 mídete contigo mismo;
 es la única manera segura de avanzar.
 
 Ningún ser es infalible, acepta tus errores,
 los ajenos no justifican los tuyos.
 Pide que te disculpen y corrígete.
 La humildad es una virtud maravillosa,
 casi inalcanzable, pero no imposible.
 
 Con los años aprenderás que son los atajos
 los que alargan el camino,
 que la ruta más rápida y segura
 es la que ya conoces.
 Que nada es gratis en la vida.
 Que todo debes ganártelo o merecerlo, (a excepción de la gracia de Dios).
 Que ser útil es mejor que ser importante.
 Aprende a dominar tus iras.
 Sé tolerante, ¡cuántas veces lo serán contigo!
 
 Jamás agredas, no olvides lo que dijo el poeta:
 "El golpe daña más al que lo da, que al que lo recibe".
 Estira la mano sólo para dar o ayudar.
 Quiere a tus parientes y amigos con
 todos sus defectos o correrás
 el riesgo de quedarte sólo porque
 el ser perfecto no existe.
 
 Y acostúmbrate a escuchar;
 los consejos no se discuten, se agradecen.
 Recuerda que la belleza es fugaz,
 que el poder es circunstancial
 y que la riqueza es ajena.
 Que a fin de cuentas, sólo es tuyo
 lo que consumes.
 
 Que por más dinero que tengas,
 no serás mejor, no sabrás más,
 ni serás más bueno.
 Ni siquiera podrás comer
 o dormir más que cualquier mendigo.
 
 En todos los actos de tu vida trata de ser justo,
 piensa en los demás;
 deja que tu corazón cumpla con su deber,
 su destino es querer;
 para eso lo hizo Dios.
 Por lo menos eso pensamos los maestros.
 
 Aprende a valorar el amor que te dan,
 siendo poco, tal vez sea lo máximo
 que puedan ofrecerte.
 No todos tenemos la misma
 capacidad de sentir y de dar.
 Dichoso tú si puedes hacer feliz al ser que amas.
 
 Cada vez que sientas ternura por los tuyos no te contengas.
 Todos tenemos una necesidad increíble de cariño.
 
 Sea cual fuere tu edad, ten tus cosas en orden;
 el Señor puede llamarte en cualquier momento.
 Enseña a vivir con amor a tu familia;
 si están alejados o resentidos, haz que se perdonen, nunca es tarde.
 ¡La vida es tan corta!…
 
 Quiéranse mucho, ahora que pueden hacerlo,
 que están presentes, que es físicamente posible.
 Recuerda hijo, que mañana si no los aparta la vida,
 lo hará la muerte.

Ojalá que estas líneas os ayuden a vivir mejor. Hasta siempre.

Mª Pilar Seoane Sánchez

Directora