Esquí y Salud
Beneficios de esquí para la salud
El esquí combina la actividad física con el aire libre y permite desarrollar habilidades físicas, mentales y sociales. Es uno de los deportes más completos que existen. De esta manera, los huesos se vuelven más fuertes. Esquiar mejora la capacidad propioceptiva: la propiocepción es la capacidad que posee el cerebro para calcular, en base a unos receptores que tenemos por todo el cuerpo y que le mandan información, la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí. La sensibilidad propioceptiva es muy importante en la vida de las personas. La actividad aeróbica es fundamental para mantener una buena salud. La falta de ejercicio aeróbico se relaciona con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, así como diabetes y obesidad. Una de las causas principales de la pérdida de movilidad en la tercera edad es la debilidad muscular. Si no se realiza ningún ejercicio que implique resistencia muscular, los músculos empiezan a debilitarse, puesto que el cuerpo considera que ya no son necesarios.
El esquí tiene la capacidad de reunir a personas de todas las edades y culturas diferentes. En todo el mundo hay montañas y nieve; por tanto, es un deporte que puede practicarse.
Equipamiento infantil
Antes de lanzarse a esquiar, es necesario equiparse de manera adecuada con el fin de evitar correr riesgos innecesarios; sobre todo, cuando quienes practican el deporte son niños. Por ello, es preciso poner en práctica una serie de medidas de seguridad que permitan evitar disgustos futuros. El casco de esquiador reduce en un 60% las lesiones de cabeza. Asimismo, es conveniente que los niños vayan vestidos con más de una capa.
Para escoger bien la ropa, el secreto radica en conocer las propiedades de los materiales y en llevar un mínimo de tres capas. El reto: no pasar frío y, a la vez, disponer de la movilidad suficiente como para disfrutar al máximo de una escapada inolvidable. Sigue los siguientes consejos y verás que prepararte para ir, por primera vez, a la nieve es mucho más fácil de lo que pensabas. De este modo, disfrutarás del esquí o del snowboard con todo el equipamiento necesario.
Los guantes, las gafas de sol o de ventisca son, igualmente, complementos fundamentales. El equipo no debe permitir el paso de la humedad, del frío o del viento; por consiguiente, son recomendables un gorro polar, que tape las orejas del niño e impida que le llegue aire a los oídos, y unos guantes que le protejan las manos, pero le permitan maniobrar sin dificultad. Además, tanto las botas como los esquís deben contar con buenos elementos de fijación, adaptados a su peso, a su altura y a la técnica que van a practicar (snowboard o esquí). Por último, una buena idea a la hora de equipar a los niños es colocarles una identificación en la ropa (una etiqueta o un dibujo), para que se les pueda distinguir entre el resto de esquiadores, y cubrir su cara con una crema que les proteja de los rayos del sol, ya que en la montaña estos tienen más fuerza que en latitudes inferiores.
Sierra Nevada
Uno de nuestros destinos favoritos para esquiar en familia. ¿Por qué? Porque hay mayoría de días soleados y encontrarás un ambiente único y pensado para el juego, donde los niños y niñas disfrutarán como nadie de la nieve.
Paso uno, hay que calentar
Para muchos el esquí es una práctica lúdica; sin embargo, no debes olvidar el esfuerzo que supone para tu cuerpo. Esta disciplina exige un trabajo de toda tu musculatura y, al fortalecerla, te reporta una mayor protección de tus articulaciones. Prepara, pues, tu cuerpo para la actividad que le espera y no empieces en frío.
En caso de que sea tu primer contacto con la nieve en mucho tiempo, es posible que estés especialmente acartonado. ¡Así que extrema las precauciones! Ya sabes que debes calentar; pero también ten claro cuál es tu nivel de esquí. Por muy experto que seas, tal vez tu nivel haya bajado respecto al final de la temporada anterior. Sé cauto; no tienes por qué exigirte el máximo en la primera bajada. ¿Qué tal empezar suave para, luego, ir a más?
Alberto José Navarro García